Sentada en un árbol, Mina observa el mundo y se sorprende de todo lo que existe. Le encanta contemplar la vida, asombrarse por los milagros y celebrar lo inesperado, por eso se niega a sólo completar líneas en un examen y prefiere usar su imaginación. Así decide escribir un diario en el que explora las conexiones entre las palabras y el Universo.