Cuando Merci inicia el sexto grado, no imagina lo que está por ocurrir. Lo que sí sabe es que ella y su hermano no tienen una casa grande ni un yate, y que deberán continuar con el servicio comunitario para mantener su beca en el colegio. También intuye que el nuevo ciclo implicará retos, aunque ninguno tan desafiante como lidiar con el enojo y olvido de Lolo, su abuelo y mejor amigo, quien últimamente se comporta de una forma extraña.