Desde el primer día de clases en la preparatoria, Melinda se siente marginada: no pertenece a ningún grupo y sus amigas de otros años la evitan. Además, tiene que sobrellevar la mala fama que le provocó haber llamado a la policía durante una fiesta en el verano. Melinda se siente deprimida y no quiere hablar. Lo que sucedió en aquella fiesta le provocó un terrible miedo que se ha quedado clavado en su interior.